Mientras repasaba las
mejores frases de mi serie de televisión favorita, para decidir cuál postear en
mi muro; me quedé pensando en lo raro que es el mundo de Facebook.
Cuando abres tu cuenta por primera vez, lo que más deseas es
que tu lista de amigos crezca lo más rápido posible, no vaya a ser que crean
que eres un rechazado social. A los pocos días, te encuentras que recibes
invitaciones de amigos de tus amigos; lo cual no te parece malo, te convences
que este tipo de espacios sirven para conocer gente nueva y ganar una visión
más amplia de la sociedad. Así que los aceptas.
Después de dos años de tener tu cuenta y una lista de amigos respetable,
te encuentras con más invitaciones, obviamente de personas que jamás habías
visto en la vida, chicas voluptuosas o chavos con sonrisa Colgate. Si eres novato, les das aceptar para eventualmente darte
cuenta que son perfiles falsos (debí sospechar que Jennifer Aniston no estaría
interesada en ser mi amiga), y terminas eliminándolos de tu cuenta, tu vida y
memoria interna.
Hasta ahí todo va bien. Te sientes seguro de tu experiencia
en las redes sociales; sabes a quién aceptar y a quién no, lo cual resulta en
un baja de molestas notificaciones enviadas por gente desconocida. Todo ha
acabado, ¿o no?
Tal vez nunca los sospechaste pero, ¿recuerdas a los amigos
de tus amigos que te agregaron?, ¿crees que lo hicieron por tu gran
popularidad, carisma y encanto personal? Iluso, en realidad sólo te quieren
porque necesitan más herramientas para su granja, regalos para sus mascotas o
ingredientes para sus restaurantes; sí, en pocas palabras: más invitaciones.
“Daniela te ha invitado a jugar a Ciudad Gatuna”, “Javier
necesita de tu ayuda, únete a Muñecas Mafiosas”, son algunas de las
invitaciones que ahora te llegan por el simple pecado de quererte demasiado y
pensar que eres popular. Lo peor de todo e que no puedes eliminarlos, sería una
grosería hacerle eso a la amiga, prima, vecina o compañera de trabajo de tu
amigo, primo, vecino o compañero de trabajo; ¿si vemos la enorme telaraña que
se logró tejer?
Si eres tolerante, aprendes a vivir con eso. Empiezas a
vivir en paz junto a los obsesionados con Candy Crush y su búsqueda interminable
de vidas. Ya no te molestan las llamadas de urgencia por un balde de agua para
un gato virtual. Cuando por fin lograste ignorar todas esa invitaciones
molestas, llegan las páginas de amigos que se les ocurrió hacer una en contra
de Belinda y su imitación de Frida Kahlo o el que se siente bien gracioso
reposteando chistes que todos hemos visto más de una vez. ¿En verdad necesitan
tanta atención?
Pero eso sí, ahí seguimos, entrando cada 15 minutos a
Facebook, con la esperanza de encontrar algo interesante. Al parecer no podemos
ignorar ese cuadrito rojo que nos indica que tenemos una notificación nueva,
por más que intentemos no mirar nuestra computadora o celular, ese ícono rojo
se vuelve lo único que puedes ver y terminas cediendo ante la presión y entras
a FB; aún sabiendo que el 90% de las posibilidades es que sea sólo una
invitación más a un juego donde puedes preparar tu propio sushi o una petición
para darle like a la nueva página de fans de Justin Bieber.
Nos olemos luego.
#PerroAndaluz
No hay comentarios:
Publicar un comentario